24 de marzo de 2018

MISIONES: ya fueron identificados 36 Centros Clandestinos de Detención.

En Misiones ya fueron identificados 36 Centros Clandestinos de Detención 
24/03 
Sospechan que durante la última dictadura hubo otros puntos de torturas en la provincia que aquellos hoy señalados. Algunos exdetenidos indicaron que es difícil reconocer dónde estuvieron.
A más de cuatro décadas del golpe cívico-militar, las heridas siguen frescas para los misioneros que vivieron la persecución durante el proceso de reorganización nacional. Según pudo reconstruirse en base a los testimonios de los familiares y los supervivientes, existieron en Misiones 36 Centros Clandestinos de Detención, los más reconocidos se concentraron en Posadas, aunque hubo puntos en toda la tierra colorada, en su mayoría fueron lugares transitorios, que sirvieron de paso hacia otros calabozos en otras ciudades y provincias.  

Actualmente, solo en Posadas se encuentran señalizados estos espacios de tortura y muerte, acción impulsada bajo el lema de: la memoria, la verdad y la justicia. 

PRIMERA EDICIÓN indagó en los datos que existen de la época y pudo acceder a información de algunos estudios, además de las palabras de personas que vivieron esos años oscuros. 

Las placas recordatorias

“Muchas de las señalizaciones en la provincia no avanzan porque los juicios a veces quedan trabados, algunos van por la mitad, no se trata de un capricho el que sea en Posadas donde se ponen las placas recordatorias, lo que sucede es que ahí estuvieron algunos lugares emblemáticos, la Jefatura de Policía, la Delegación de la Federal”, indicó Ismael Décima, integrante del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones. 

Los calabozos 

Los lugares que se ocuparon “podían ser comisarías, jefaturas de Policía, regimientos de infantería del Ejército, escuadrones, cárceles, institutos educativos, algunos clubes, delegaciones, destacamentos, hospitales; la mayoría de los centros estuvieron en Posadas y el segundo lugar de mayor concentración fue Oberá, pero desde Posadas a Iguazú funcionaron en distintos lugares como Montecarlo, Eldorado, San Ignacio, Puerto Rico. Estos centros generalmente eran de la Policía y duraban algunos meses, un año, luego ya no estaban, eran lugares para que luego se llevaran a los detenidos a otros más fijos”, contó Décima. 

Algunos ejemplos de estos puntos transitorios fueron “en el Liceo Storni, donde es la cocina, debajo funcionó un calabozo de detención, tampoco fue uno de los mayores centros, creo que funcionó dos años. Después en el hospital Baliña, muchas veces se simulaba accidentes y en realidad estaban torturando. En el hospital Madariaga se destinó más a los partos, muchas de las muertes se registraban como NN”, recordó. 

Ese día en Misiones

Respecto de la fecha, Silvia Gómez, del Archivo Histórico Municipal comentó que “en Misiones la Casa de Gobierno se tomó entre las 21.30 y 22 horas del 24 de marzo, cuando ya se sabía del golpe militar, el toque de queda y estado de sitio, por los comunicados de la Junta Militar. Ese día fue asueto en las provincias, se abrieron las puertas de las escuelas y se hizo salir a todos los alumnos, eso era muy raro para le época, se cortó el dictado de clases”, acotó. 

Acerca de los datos de ese período, en la Municipalidad de Posadas “hay registros de todos los interventores que hubo durante el gobierno militar, su obra, su desempeño, los actos, pero nada relacionado con el terrorismo de Estado, ya que estaban tan bien organizados que no dejaron pruebas”, explicó.

Testigos de la crueldad 

En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Ana Peczak, referente de la cartera provincial de los Derechos Humanos y hermana del reconocido integrante del Movimiento Agrario de Misiones, Pedro Peczak, asesinado durante la última dictadura, señaló que “hay lugares que la gente no puede recordar dónde fue, porque si estás atado de pies y manos, vendado, de repente abren las puertas y entra la luz, es muy difícil, hay muchos que no logran ubicar dónde estaban. En Cerro Azul, por ejemplo, había algunas declaraciones donde maestros señalaban algún punto pero no llegaron los peritos y quedaron así, sabemos que hubo otros lugares, mi hermano recordaba que había un lugar que piensa que es Campo Ramón, era aire libre. Estaba muy mal, recordaba que estaban por ejemplo en una chacra, un descampado”. 

Los lugares hoy identificados como Centros Clandestinos de Detención fueron posibles gracias a las denuncias hechas. “Los datos sobre los lugares de los detenidos empezamos a imaginarlos por la forma en que nos trataban a nosotros cuando buscábamos a nuestros familiares, no había respeto, ni siquiera con mi madre que era una señora grande, la empujaban, la tiraban, una brutalidad total, mi hija más chica veía todo, como cuando lo traían a Enrique a cuestas porque salió de la tortura, con sus piernas tan delgadas, era algo horrible, entonces suponíamos lo que pasaba ahí”, relató Peczak aPRIMERA EDICIÓN

En el momento que volvió la democracia a Argentina recordó que “no queríamos hablar, nos encerrábamos, hablábamos solo con las familias que habían pasado por momentos difíciles como nosotros, fue mucho silencio por bastante tiempo, tratábamos de no meternos mucho en la sociedad, sembraron tanto el miedo y el desprecio hacia las familias de los presos políticos que fue muy duro y cerró, nos costó mucho contar a la sociedad todo lo que nos pasó, no queríamos hablar, veíamos el ‘algo habrán hecho’ reflejado en la sociedad”.

Era común que trasladaran a los detenidos desde un punto a otro. Según explicó Ana Peczak “mis hermanos fueron detenidos los tres, uno estaba en el penal de Candelaria y lo llevaron a Chaco, es ahí viajando de tanta presión, sentí que terminó el silencio y comencé a gritarles, a discutir, fue de eso lo que me permitió darme cuenta de que tenía que hablar y contar, fueron unos momentos límites; he recorrido todas las cárceles del país buscando a mi hermano porque, cuando lo trasladaban, nuestra desesperación era por cómo nos lo trajeron a Pedro, muerto y destrozado, mi mamá pedía que los busque, no sé de dónde sacábamos para viajar, íbamos por caminos de tierra, caminábamos hasta Oberá, yo estuve viviendo en la chacra, con otra familia y sentíamos que estábamos solos con la lucha en el interior y a los detenidos no los trasladaban al mismo penal nunca”.
Fuente:Misionesonline

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