9 de octubre de 2011

CONTINUIDAD DEL TERROR-GARACHICO NADIE LO CITÓ A DECLARAR.

La continuidad del terror
Año 4. Edición número 177. Domingo 09 de octubre de 2011
Por Daniel Cecchini y Alberto Elizalde Leal
Garachico. Nadie lo citó a declarar.
En el juicio por el Circuito Camps reapareció el nombre del policía Julio César Garachico, pieza clave en la liberación de zonas para el accionar de la CNU.

El lunes pasado, cuando declaró como acusado en la causa por el circuito Camps, el represor y genocida Carlos García (a) El Oso aportó, quizás involuntariamente, una información clave para demostrar la articulación de la patota de la Concentración Nacional Universitaria (CNU), capitaneada por Carlos Ernesto Castillo (a) El Indio, con el aparato represivo ilegal antes y después del golpe del 24 de marzo de 1976. En su declaración ante el tribunal presidido por el juez Carlos Rozanski, el ex policía negó haber integrado un grupo de tareas parapolicial pero aseguró que “había una patota, la patota de Garachico”, que funcionaba desde la Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Como publicó Miradas al Sur el 19 de junio pasado, el oficial principal Julio César Garachico fue, desde fines de 1974, una pieza fundamental para el accionar de la patota de la CNU en La Plata. Bajo las órdenes del jefe de la Unidad Regional, comisario Carlos Alberto Masulli, Garachico y el suboficial mayor Juan Bilardo tenían la misión de coordinar blancos y liberar las zonas en las que operaba la banda. Aunque los autores de esta investigación no han podido comprobar hasta ahora que Garachico y Bilardo hayan participado personalmente de los secuestros y asesinatos cometidos por la banda –como sí lo hicieron los policías Alfredo Lozano (a) Boxer, Vicente Ernesto Álvarez y Roberto Antonio Storni–, sí han reunido información suficiente sobre su papel en la liberación de zonas, incluso para que cometieran delitos comunes, y sobre el grado de intimidad que el entonces oficial principal de la bonaerense tenía con Castillo y sus secuaces. “El Gordo Garachico iba seguido a la quinta que El Indio había alquilado en la calle 4 entre 76 y 77. Iba para arreglar las operaciones pero también a conversar. El Gordo y El Indio se llevaban bien, tanto que cuando El Indio se casó y armó un asado monumental en la quinta, con una res que habíamos robado el día anterior, se pasó todo el día ahí. No me lo voy a olvidar nunca, porque El Gordo no paraba de comer y nosotros lo jodíamos con que iba a reventar”, recordó para Miradas al Sur uno de los integrantes de la patota.
Después del golpe del 24 de marzo, El Gordo Garachico siguió liberando zonas para la banda hasta que el jefe del Área Operativa 113, coronel Roque Carlos Presti, decidió que la manera en que El Indio conducía la patota –muchas veces por la libre– no era conveniente para el plan sistemático de represión ilegal. Luego de varias advertencias a la CNU para que se disciplinara, Presti decidió finalmente detener a la mayoría de los miembros del grupo de tareas. Lo hizo el 29 de abril de 1976 mediante una cama tendida por el propio Garachico mientras El Indio y sus secuaces intentaban secuestrar a Juan Carlos el Vaca Arias, un militante de la Alianza de la Juventud Peronista (AJP) en una zona liberada. Arias estuvo desaparecido más de seis meses, en tanto que los miembros de la patota fueron acusados de delitos comunes para que no fueran identificados como piezas del accionar del terrorismo de Estado. Por orden de la superioridad Garachico quedó a cargo de allanar sus viviendas –incluida la quinta de la calle 4– y de la instrucción policial de la causa.
A partir de ahí, la carrera de Garachico en el aparato terrorista del Estado fue vertiginosa. En 1977 se integró a la temible Dirección de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (Dipba). La fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, Chicha Mariani, lo acusó de ser uno de los asesinos de su nuera, Diana Teruggi,y del secuestro de su nieta, Clara Anahí. También fue señalado por Jorge Julio López como uno de los “picaneadores” bajo las órdenes de Miguel Etchecolatz.
Terminada la dictadura, retirado como comisario y con el botín de guerra obtenido, Garachico se afincó en Puerto Madryn, donde gerenció una cadena de casinos hasta 2006, cuando fue descubierto luego del segundo secuestro de López. Desde entonces, su paradero es desconocido. Hasta la fecha, el juez Arnaldo Corazza no ha ordenado su detención ni siquiera lo ha citado a declarar. Ni por la segunda desaparición de López ni por su participación en el accionar de la CNU.


¿QUIÉN ES GARACHICO?
Garachico, un policía de temer
Año 4. Edición número 160. Domingo 19 de junio de 2011
Por Daniel Cecchini y Alberto Elizalde Leal
Por esas perversiones del terrorismo de Estado, el oficial principal de la policía bonaerense Julio César Garachico (cuyo apellido apareció publicado como Garachino, por un error tipográfico el domingo pasado en Miradas al Sur) estuvo a cargo de la patrulla policial que detuvo a la banda liderada por El Indio Castillo el 29 de abril de 1976, cuando el grupo de tareas de la CNU intentaba secuestrar a Juan Carlos El Vaca Arias. Esa noche, el coronel Roque Carlos Presti, comandante del área de Operaciones 113, decidió terminar con las andanzas de una patota paramilitar que se le estaba escapando de las manos y, coordinadamente con la Bonaerense bajo sus órdenes, les tendió una cama a Castillo y sus secuaces.
Paradójicamente, Garachico y el suboficial mayor Alberto Juan Bilardo habían sido, entre 1974 y 1976, los encargados –por orden del jefe de la Unidad Regional, comisario Carlos Alberto Masulli– de liberar las zonas para que el grupo de tareas de la CNU pudiera perpetrar sus secuestros y asesinatos.
La carrera de Garachico en las filas del terrorismo de Estado no terminó ahí. En 1977 dejó su destino en el Comando Radioeléctrico para integrarse al plantel de la temible Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (Dipba).
La fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, Chicha Mariani, lo señaló ante la Justicia como uno de los participantes del operativo donde fueron asesinados su nuera, Diana Teruggi, junto a los militantes montoneros Daniel Mendiburu Elicabe, Juan Carlos Peiris y Roberto Porfirio, en la ciudad de La Plata. En esa ocasión fue secuestrada la hija de Diana, Clara Anahí, a quien Chicha busca infructuosamente desde hace 35 años.
También fue acusado por Jorge Julio López como uno de los “picaneadores” bajo las órdenes de la mano derecha del genocida Ramón Camps en la Bonaerense, Miguel Etchecolatz. López relató en el juicio que fue reiteradamente torturado por Garachico en el centro clandestino de detención conocido como El Pozo de Arana.
Fuente:MiradasalSur

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